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Alonso y Ariana I: El primer encuentro

Actualizado: 30 ene 2023


¿Qué sucede si te encuentras ensimismado con tus amigos del alma en los tramos finales de una carrera de barcos a muerte en la acequia más caudalosa del barrio y de pronto alguien, que pasó por ahí, hace que gires la cabeza y pierdas toda la concentración?

Veamos; Hasta ese momento lo único que podía interesarle a Alonso era caminar cuadras de cuadras por la vereda siguiendo la regata y procurando que su barco - una pequeña rama alargada de la higuera que se robó de su jardín - navegue firmemente sorteando los peligrosos rápidos de las aguas bravas del canal, tratando de alcanzar a la Torpedera que capitaneaba Marco – otra rama de eucalipto que éste arrancó furtivamente del árbol de su mamá - y que ha sacado algunos centímetros de distancia.

Milagrosamente para Alonso, una flor de geranio sobre las aguas atraca la Torpedera de Marco haciéndole perder segundos vitales para llegar a su destino, segundos que son aprovechados por el Destructor de Alonso que logra sobrepasarlo limpiamente sobre aguas cristalinas y libres de escollos.

Ahora no hay nada entre su barco y la meta. Una vez más Alonso y su increíble Destructor volverían a ganar la carrera. Una vez más probaría que él y su barco no tenían competencia, eran los mejores. Sin embargo, en ese preciso momento una hermosa niña que camina por la vereda en sentido contrario provoca la desconcentración de Alonso, que al quedarse pasmado mirándola no se dio cuenta que el Destructor colisionó en un casi imperceptible banco de barro y encalló muy cerca de la costa.

La Torpedera de Marco, ahora libre de la rama que lo retrasó, aprovecha aquel aciago descuido de Alonso y sobrepasa al Destructor llegando a puerto primero que todos. Pero Alonso, lejos de advertir la realidad, siguió con la mirada y la cara de bobo a la niña que caminaba de la mano de, al parecer, su madre.

En cuestión de segundos las Misileras de Sancho y Alfredo – estas eran ramas del níspero que se robaron del jardín del vecino de Alfredo - que muy cerca venían raudas tras ellos, también completaron su periplo y llegaron a buen puerto. Al final el Destructor de Alonso ni siquiera llegó a su destino. Pero por primera vez en su vida, por primera vez en sus largos y experimentados tres años en la navegación fluvial, unos lacios y hermosos cabellos castaños que bailaban con la pequeña brisa de abril provocaron tamaño desastre de navegación.

Entonces, ¿qué sucede si te ocurre todo eso? Pues eso: ¡Un gran desastre de navegación! Pero, mientras Marco saltaba de alegría con su Torpedera en la mano celebrando haber llegado primero aquel tramo de la competencia, Alonso, sin inmutarse, no dejaba de mirar absorto los pasos de la hermosa chica que se alejaba caminando graciosamente calle abajo del brazo de su madre. ¡Se había quedado pasmado con su delgada figura!

Luego se desató la bronca. Marco, Sancho y Alfredo se pusieron en contra de su amigo del alma reclamándole más atención.

_ ¡Por qué se distrajo de esa manera! – exclamó Alfredo.

_ Ya se malogró la competencia – se quejó Sancho - el juego perdió todo su interés.

_ Es una situación típica del fin de la niñez y el comienzo de la adolescencia - argumentó Marco, el mayor de los amigos – al rayar esta siguiente etapa de la vida comienzas a darle preferencia a otros intereses que regirán tu vida en el futuro.

¿Esta nueva situación experimentada por Alonso será el inicio del cisma entre los inseparables amigos? Por el momento, la causa del problema fue la aparición de esa hermosa niña que ha comenzado a frecuentar las calles de Monterrico, despertando una extraña sensación nunca antes percibida por Alonso. Más adelante ¿qué vendrá?

Por el momento, de algo estaban seguros los amigos; ya no eran unos niños… No, definitivamente ya no son unos niños.

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